jueves, 25 de mayo de 2017

ALTA FIDELIDAD



¿Me harías el amor?
Quiero sentir algo que no sea esto
o hago el amor o regreso y meto la mano al fuego










Se recomienda escuchar al finalizar la lectura
a Marvin Gay, por Jack Black




“¿Qué pasa conmigo? ¿Por qué estoy predestinado a que me dejen?”, se pregunta Rob (John Cusack) tras terminar su relación con Laura (Iben Hjejle), para luego, enumerar las cinco rupturas más dolorosas que ha tenido en su vida, como quien enumera las cinco canciones más memorables de una década o hace una lista de sus libros favoritos. Alta Fidelidad, dirigida por Stephen Frears, basada en el libro homónimo de Nick Hornby, es una comedia que toma uno de los tópicos más recurrentes de las películas románticas: un chico inmaduro esperando que una mujer extraordinaria haga andar su vida y lo salve. Bien sabe Dios, la cantidad de mujeres que hemos caído en ese rol en más de una ocasión. Por eso, a mis treinta años, pasé de amar a Rob a fastidiarme con sus largos monólogos existenciales, que no hacen más que intentar justificar su adolescencia prolongada,  esto, mientras nos mira a los ojos, hablándole insistentemente a la cámara, con la intención de hacernos cómplices de su crisis.

Ahora bien, ¿acaso no nos convertimos todos en unos adolescentes cuando se trata de amor? En una primera instancia diría que sí, sin embargo, aceptarlo implicaría justificar hasta la más infantil acción en nombre de éste. Reconozco, que esto último lo diría mi ser racional, pero también, admito que he sido de esas que desde el dolor buscan respuestas tomando medidas desesperadas, y si bien no he ido tras mis ex para encontrar “la respuesta”, asumo que después de mi última ruptura caí en un agujero negro – negro, de esos que hacen que incluso la música AM cobre un sentido trascendental. Hablo de ese lugar en el que buscamos simplemente tener sexo para no sentir, como dice Laura. Me refiero, a esa zona en la que tomas muy malas decisiones en nombre de la “evolución” o de “soltar”.

Desde ese espacio nebuloso, comencé a fantasear con un montón de citas que resultaron no ser tales. Por esta razón, en vez de enumerar mis cinco desilusiones más flagelantes, he decidido contar mis cinco “no – citas” más memorables. Hablo de aquellas que nunca lo fueron o en su defecto, lo fueron sólo para mí. Se trata de esas relaciones que no alcanzan ningún soundtrack, o tal vez, con suerte, pueden rememorarse, con una que otra canción de Christina Rosenvingue.

Enumero:

5.- Mi dealer. Sí, mi dealer, un delincuente de ojos asombrosamente azules, de eso que te hacen dudar si estás tratando con un Larraín, o un Tapia bendecido por los dioses. La historia es la siguiente: de alguna manera, comenzamos a hablar de forma continua por whatsapp, hasta que un día me citó para vernos en una esquina cerca de Condell. Deduje que nos tomaríamos un café o algo así. Sin embargo, pese a haberme peinado para la ocasión, mi dealer al verme me dice: “N, me acaba de llegar hierba, quería darte la mejor”. Entonces, le paso el dinero correspondiente y el se marchó. Cinco minutos del más puro amor criminal.

4.- El chico de Tinder. Un match y una cita. Reconozco sólo quería sexo, sin embargo, me encontré con un fan que en vez de invitarme a un trago me ofreció trabajo. Bien por mi bolsillo, mal por mi vagina.


3.- El rencuentro del ex - ex. Después de años logro comunicarme con él, y como es natural, pensé que una recaída sería algo justo y necesario para la ocasión, pero me encontré un hombre enamorado de otra, y extrañamente contento por verme. Supongo, que en el fondo, necesitaba refregarme en la cara que había comenzado a vivir con la vecina, a quien conoció en un carrete que yo organicé.


2.- El ex compañero complicado. Una vez tomé un curso de inglés. Allí conocí a un hombre que me pareció fascinante, sin embargo, la razón de esto se lo debía a su polola, quien lo había colmado de referentes de mí interés. Sí, repito: polola, razón por la cual no pasó nada en ese momento. Años después, recibí un mail de él diciendo que me había recordado y que quería juntarse conmigo. Frente a esto, gracias a mi maravillosa imaginación, recordando a Rob, me puse en varios escenarios, para finalmente asumir que había terminado con su polola y que quería pasar el despecho conmigo. Sin embargo, tras una larga conversación me enteré que efectivamente tenía problemas con su novia, razón por la cual se psicoanalizaba. En síntesis, yo era parte de su terapia, pues necesitaba reencontrarse con viejas amistades. Mi vestido nuevo no sirvió de nada, menos mi depilación extraordinaria. Ahora, a mi favor, debo añadir que con el tiempo él terminó con su novia y naturalmente, no dejé pasar esa oportunidad.


1.- El mejor amigo. Al llegar a este punto, me doy cuenta que él fue más que una “no -cita”, pues si bien, esa era nuestra intención, todo se complicó, y lo que iba a durar una noche, duró años, tiempo en el que me convertí en una especie de amante, de la que él sacaba provecho cada vez que el alcohol hacía lo suyo o flaqueaba mi para nada consistente voluntad. Con él volví al punto de partida, caí nuevamente en la desesperanza y en las preguntas. Y bueno, acepto que en este track, ya no me puedo referir a una “no – cita”, sino a una “no – relación”. Una que quizás merece alguna canción de Blur o Arcade Fire. Ok, esto debo pensarlo mejor.

En este punto, me es inevitable volver a Rob y  conmoverme con sus inagotables discursos, preguntándome: “¿por qué no fui elegida?” Esa redundante retórica masoquista aún puedo escucharla en mis oídos, pero ya estoy cansada, y gracias al fastidio logro dar con la desilusión, me refiero, a ese sentimiento que se necesita para dejar de admirar a alguien. No significa que esto haya dejado de dolerme, pero mis días ya no dependen de ese pasado, ni de esa música. Ahora, el pop ya no la utilizo simplemente para alentar mi depresión, sino también, para bailar, reconociendo lo absurdo que pueden ser las cosas.

Finalmente, hoy me encuentro esperando a que llueva, para que alguien me saque del barro, como Laura hizo con Ron. Esto, mientras intento cantar con los ojos cerrado algún tema del maldito Marvin Gaye, con la esperanza de comenzar nuevamente el juego.

  
  • §  Título original: High Fidelity
  • §  Año: 2000
  • §  Duración: 107 min.
  • §  País: Estados Unidos
  • §  Director: Stephen Frears
  • §  Guion: D.V. DeVicentis, Steve Pink, John Cusack, Scott Rosenberg (Novela: Nick Hornby)
  • §  Música: Howard Shore, Varios (Pop)
  • §  Fotografía: Seamus McGarvey
  • §  Reparto: John Cusack, Jack Black,  Joelle Carter,  Iben Hjejle,  Tim Robbins,  Joan Cusack, Lili Taylor,  Lisa Bonet,  Sara Gilbert,  Todd Louiso,  Natasha Gregson Wagner, Catherine Zeta-Jones
  • §  Productora: Coproducción USA-GB; Touchstone Pictures
  • §  Música. Años 80. Años 90
  • §  Grupos: Adaptaciones de Nick Hornby Novedad
  • §  Sinopsis: Rob Gordon (John Cusack) tiene en Chicago una tienda de discos de vinilo que está a punto de quebrar. Comparte su afición por el vinilo con sus dos empleados, Dick (Todd Louiso) y Barry (Jack Black). En la tienda, los tres reflexionan y discuten sobre la música que aman. Pero Rob tiene otro problema: quiere volver con su antigua novia Laura (Iben Hjejle), que está saliendo con otro chico. 


Información extraída de: https://www.filmaffinity.com/cl/film772059.html

pd: No encontré un trailer subtitulado, lo siento.



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