¿Me harías el
amor?
Quiero sentir
algo que no sea esto
o hago el amor
o regreso y meto la mano al fuego
Se recomienda escuchar al
finalizar la lectura
a Marvin Gay, por Jack Black
“¿Qué
pasa conmigo? ¿Por qué estoy predestinado a que me dejen?”, se pregunta Rob
(John Cusack) tras terminar su relación con Laura (Iben Hjejle), para luego,
enumerar las cinco rupturas más dolorosas que ha tenido en su vida, como quien
enumera las cinco canciones más memorables de una década o hace una lista de
sus libros favoritos. Alta Fidelidad, dirigida por Stephen Frears, basada en el
libro homónimo de Nick Hornby, es una comedia que toma uno de los tópicos más
recurrentes de las películas románticas: un chico inmaduro esperando que una mujer
extraordinaria haga andar su vida y lo salve. Bien sabe Dios, la cantidad de
mujeres que hemos caído en ese rol en más de una ocasión. Por eso, a mis
treinta años, pasé de amar a Rob a fastidiarme con sus largos monólogos
existenciales, que no hacen más que intentar justificar su adolescencia
prolongada, esto, mientras nos mira a los ojos, hablándole insistentemente a la
cámara, con la intención de hacernos cómplices de su crisis.
Ahora
bien, ¿acaso no nos convertimos todos en unos adolescentes cuando se trata de
amor? En una primera instancia diría que sí, sin embargo, aceptarlo implicaría
justificar hasta la más infantil acción en nombre de éste. Reconozco, que esto
último lo diría mi ser racional, pero también, admito que he sido de esas que
desde el dolor buscan respuestas tomando medidas desesperadas, y si bien no
he ido tras mis ex para encontrar “la respuesta”, asumo que después de mi
última ruptura caí en un agujero negro – negro, de esos que hacen que incluso
la música AM cobre un sentido trascendental. Hablo de ese lugar en el que
buscamos simplemente tener sexo para no sentir, como dice Laura. Me refiero, a esa zona en la que tomas muy malas decisiones en nombre de la
“evolución” o de “soltar”.
Desde
ese espacio nebuloso, comencé a fantasear con un montón de citas que resultaron
no ser tales. Por esta razón, en vez de enumerar mis cinco desilusiones más
flagelantes, he decidido contar mis cinco “no – citas” más memorables. Hablo
de aquellas que nunca lo fueron o en su defecto, lo fueron sólo para mí. Se
trata de esas relaciones que no alcanzan ningún soundtrack, o tal vez, con
suerte, pueden rememorarse, con una que otra canción de Christina Rosenvingue.
Enumero:
5.-
Mi dealer. Sí, mi dealer, un delincuente de ojos asombrosamente azules, de eso
que te hacen dudar si estás tratando con un Larraín, o un Tapia bendecido por
los dioses. La historia es la siguiente: de alguna manera, comenzamos a hablar
de forma continua por whatsapp, hasta que un día me citó para vernos en una
esquina cerca de Condell. Deduje que nos tomaríamos un café o algo así. Sin
embargo, pese a haberme peinado para la ocasión, mi dealer al verme me dice: “N,
me acaba de llegar hierba, quería darte la mejor”. Entonces, le paso el dinero correspondiente y el se marchó. Cinco minutos del más puro amor criminal.
4.-
El chico de Tinder. Un match y una cita. Reconozco sólo quería
sexo, sin embargo, me encontré con un fan que en vez de invitarme a un trago me
ofreció trabajo. Bien por mi bolsillo, mal por mi vagina.
3.-
El rencuentro del ex - ex. Después de años logro comunicarme con él, y
como es natural, pensé que una recaída sería algo justo y necesario para la
ocasión, pero me encontré un hombre enamorado de otra, y extrañamente contento
por verme. Supongo, que en el fondo, necesitaba refregarme en la cara que había
comenzado a vivir con la vecina, a quien conoció en un carrete que yo organicé.
2.-
El ex compañero complicado. Una vez tomé un curso de inglés. Allí conocí a un
hombre que me pareció fascinante, sin embargo, la razón de esto se lo debía a su polola, quien lo había colmado
de referentes de mí interés. Sí, repito: polola, razón por la cual no pasó nada
en ese momento. Años después, recibí un mail de él diciendo que me había
recordado y que quería juntarse conmigo. Frente a esto, gracias a mi maravillosa
imaginación, recordando a Rob, me puse en varios escenarios, para finalmente asumir
que había terminado con su polola y que quería pasar el despecho conmigo. Sin
embargo, tras una larga conversación me enteré que efectivamente tenía
problemas con su novia, razón por la cual se psicoanalizaba. En síntesis, yo
era parte de su terapia, pues necesitaba reencontrarse con viejas amistades. Mi
vestido nuevo no sirvió de nada, menos mi depilación extraordinaria. Ahora, a
mi favor, debo añadir que con el tiempo él terminó con su novia y naturalmente, no dejé pasar esa oportunidad.
1.-
El mejor amigo. Al llegar a este punto, me doy cuenta que él fue más que una
“no -cita”, pues si bien, esa era nuestra intención, todo se complicó, y lo que
iba a durar una noche, duró años, tiempo en el que me convertí en una especie
de amante, de la que él sacaba provecho cada vez que el alcohol hacía lo suyo o
flaqueaba mi para nada consistente voluntad. Con él volví al punto de partida,
caí nuevamente en la desesperanza y en las preguntas. Y bueno, acepto que en este track,
ya no me puedo referir a una “no – cita”, sino a una “no – relación”. Una que quizás
merece alguna canción de Blur o Arcade Fire. Ok, esto debo pensarlo mejor.
En este punto, me es inevitable volver a Rob y conmoverme con sus inagotables discursos,
preguntándome: “¿por qué no fui elegida?” Esa redundante retórica masoquista
aún puedo escucharla en mis oídos, pero ya estoy cansada, y gracias al fastidio
logro dar con la desilusión, me refiero, a ese sentimiento que se
necesita para dejar de admirar a alguien. No significa que esto haya dejado de dolerme,
pero mis días ya no dependen de ese pasado, ni de esa música. Ahora, el pop ya no la utilizo simplemente para alentar mi depresión, sino también, para bailar, reconociendo lo absurdo que pueden ser las cosas.
Finalmente,
hoy me encuentro esperando a que llueva, para que alguien me
saque del barro, como Laura hizo con Ron. Esto, mientras intento cantar con los ojos cerrado algún tema del
maldito Marvin Gaye, con la esperanza de comenzar nuevamente el juego.
- § Título original: High Fidelity
- § Año: 2000
- § Duración: 107 min.
- § País: Estados Unidos
- § Director: Stephen Frears
- § Guion: D.V. DeVicentis, Steve Pink, John Cusack, Scott Rosenberg (Novela: Nick Hornby)
- § Música: Howard Shore, Varios (Pop)
- § Fotografía: Seamus McGarvey
- § Reparto: John Cusack, Jack Black, Joelle Carter, Iben Hjejle, Tim Robbins, Joan Cusack, Lili Taylor, Lisa Bonet, Sara Gilbert, Todd Louiso, Natasha Gregson Wagner, Catherine Zeta-Jones
- § Productora: Coproducción USA-GB; Touchstone Pictures
- § Música. Años 80. Años 90
- § Grupos: Adaptaciones de Nick Hornby Novedad
- § Sinopsis: Rob Gordon (John Cusack) tiene en Chicago una tienda de discos de vinilo que está a punto de quebrar. Comparte su afición por el vinilo con sus dos empleados, Dick (Todd Louiso) y Barry (Jack Black). En la tienda, los tres reflexionan y discuten sobre la música que aman. Pero Rob tiene otro problema: quiere volver con su antigua novia Laura (Iben Hjejle), que está saliendo con otro chico.
Información extraída
de: https://www.filmaffinity.com/cl/film772059.html
pd: No encontré un trailer subtitulado, lo siento.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario