[…] Pero todos los relojes de
la ciudad comenzaron a vibrar y a sonar,
¡Oh! No permitáis que el
tiempo os engañe, el tiempo no puede conquistarse, en las madrigueras de la
pesadilla dónde desnuda está la justicia, el tiempo vigila desde las sombras y tose
cuando queréis besaros, a base de dolores de cabeza vagamente la vida se nos
escurre y el tiempo hará su capricho mañana u hoy […]
Mientras paseaba una tarde
W.H AUDEN
Escuchar antes o después de
leer:
“Come here” de Kath Bloom
Observar
un árbol, ver una película, leer un libro, conversar. Cada una de estas
acciones implica una detención. Interrumpir el continuo transcurrir del tiempo
para estar en él, dar sentido al instante, sacarlo del mercado y existir. Significa
sentir su respiración pasar por nuestros cuerpos, habitando cada uno de sus
suspiros. Dejarse llevar por él y en él, es todo lo contrario a ignorar la
fugacidad de su presencia. Hoy, lo natural es intentar escapar, ganarle a su
medida. Ansiosos fingimos no tener miedo de éste, soberbios buscamos engañarlo
y adelantarnos a sus designios. Pero el tiempo siempre gana, porque siempre encuentra
una respuesta.
En
este sentido, el director Richard Linklater, en Antes del amanecer, rescata el tiempo del cotidiano para hacerlo
extraordinario. La anécdota es simple, dos jóvenes, Jesse y Céline (Ethan Hawke
y Julie Delpy), tras conocerse brevemente en un tren, deciden bajarse de él y pasar la noche juntos recorriendo Viena, y lo hacen sumergiéndose en una
conversación interminable. Hablan del amor, la muerte, la vida y los miles de
etc. que complejizan estos tópicos. Jesse y Céline, se detienen para
encontrarse. Porque esa es una de las ventajas que da la detención, la
posibilidad de el encuentro.
Hace
unos días, un buen amigo me dijo: “añoro ese pasado donde sólo nos reuníamos a
conversar, sólo a conversar”. Es que pareciera que ese espacio ha sido
conquistado por los medios. Antes escuchábamos música en una fiesta, ahora
vemos sus videos. Antes confiábamos en el azar, ahora usamos Tinder. El
facilismo quiere hacernos olvidar que la vida, ella por sí sola, es capaz de
darnos la mejor de las experiencias. Jesse y Céline, por su parte, se
arriesgan sólo para pasear, escucharse, reconociendo
que lo efímero de esa noche es quizás lo más valioso que puedan tener.
En
la película todo es una lucha contra el tiempo, pero no para escapar de él,
sino para hacerlo eterno en su pasar. Como dije, reconocerse implica asumir su
tránsito, como cuando Céline observa la tumba de una niña de 13 años, constatando
su presencia en ese momento.
Esta
jugada con el tiempo, es también una jugada de amor, una partida que desafía el
miedo propio a la aventura de sentir. Céline tensiona con sus ideales el
cinismo de Jesse, haciéndolo pasar por la más románticas de las noches.
Mientras éste proclama: “El amor es un escape para las personas que no gustan
de estar solos”, Céline reflexiona: “Siempre he sentido la presión de ser el
ideal de mujer fuerte e independiente, y que no parezca que toda mi vida gira
alrededor de un tipo. Pero amar a alguien y ser amado, es algo importante para
mí. Siempre me burlo del asunto. Pero, ¿qué no todo lo que hacemos es una
manera de que nos amen un poco más?”
Si
bien respiramos sólo por nosotros, añoramos al otro, ese breve espacio entre tú y
yo, que puede hacernos creer que Dios existe. Pero me confieso, con el tiempo
he perdido la fe, por decepción y temor, huyo de las conversaciones después de
la cama. Huyo para no encontrarme con las palabras equivocadas, corro de ese
momento, olvidándome que ese instante es tal vez lo único que hay. Y así es
como me encuentro sola, absorta en preocupaciones banales que no me dejan
recobrar la esperanza. Me
pregunto: ¿Qué pasaría si tuviese la valentía de bajarme del tren, de salir de
mi ensimismamiento? Quizás, esta sea la única fórmula de conocer a alguien, una
persona que haga por lo menos de una noche o un instante de mi vida algo
memorable.
Temo que ya estoy tan herida que lo he racionalizado todo y he
olvidado el romanticismo de ayer. Si sólo me arriesgara, me hiciera del tiempo,
es posible que todo fuese diferente, pero realmente no lo sé. Sin embargo,
ahora reconozco un susurro que me dice: “la respuesta está en el intento”. Tal
vez, al menos sólo por hoy, deba intentarlo.
- Título original: Before Sunrise
- Año: 1995
- Duración: 101 min.
- País: Estados Unidos
- Director: Richard Linklater
- Guion: Richard Linklater, Kim Krizan
- Música: Fred Frith
- Fotografía: Lee Daniel
- Reparto: Ethan Hawke, Julie Delpy, Andrea Eckert, Hanno Pöschl, Erni Mangold, Haymon Maria Buttinger
- Productora: Coproducción USA-Austria; Castle Rock Entertainment / Detour Filmproduction / Filmhaus Wien Universa Filmproduktions / Columbia Pictures Corporation
- Género: Romance. Drama | Drama romántico. Cine independiente USA
- Grupos: Trilogía "Antes del"
- Sinopsis: Céline (Julie Delpy), una estudiante francesa, y Jesse (Ethan Hawke), un joven estadounidense que viaja por Europa tras ser abandonado por su novia, se conocen en un tren con destino a París. Cuando llegan a Viena, Jesse debe bajar porque al día siguiente regresa a su país, pero logra convencer a Céline para que pase la noche con él en la ciudad. En el curso de esa noche, se conocen a fondo, discuten sobre diversas cuestiones como la vida, la muerte y el sexo.
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